¡Bienvenidos peregrinos de esperanza!
Estamos deseosos de compartir con toda la zona cordillera el mensaje que da respuesta a todas las esperanzas humanas…
Antes de inscribirse como grupo, parroquia o pastoral les sugerimos que hagan una reflexión en comunidad con los recursos que ponemos a su disposición siguiendo los pasos en las pestañas.
Encontrarán dos enlaces para inscribirse dependiendo del tamaño de su grupo.
Los esperamos!
Paso 2
Leer y meditar estos tres documentos
Paso 3
Agenda tu cita con 2 semanas de anticipación
Grupos de 5 a 40 personas
Grupo de 1 a 5 Personas
¿Qué es un año jubilar?
También se llama año Santo o año del Señor, Es una celebración muy antigua, su institución se puede leer en el libro del Levítico capítulo 25 y en Deuteronomio 15.
Cuando Dios entrega la tierra a Israel después de haber caminado por el desierto, le da a cada tribu una porción, con los años algunos las perdían, por diferentes razones: sequías, malas cosechas, mala administración, enfermedades, esto les llevaba a endeudarse y muchas veces para pagar tenían que entregar a sus hijos o a ellos mismos como esclavos, esta es la razón por la que Dios le dice a Moisés que celebren cada cincuenta años un año Santo, consistía en un año sabático, descansaban ellos, las tierras y los animales; se perdonaban las deudas, se liberaba a los esclavos y a cada tribu se le restituía su tierra; era un año para reestablecer la relación con Dios, con los hermanos y con la tierra.
Esto lo comprenden algunos profetas como se puede leer en Isaías 61; el profeta repite a Israel que regresen a Dios porque quiere entregarles su misericordia, de hecho, cuando Jesús toma y lee el rollo de Isaías, dirá que lo que leyó se cumple en El mismo, según lo cuenta el evangelista Lucas en el capítulo 4, o sea Jesús se hace El mismo un jubileo.
Como Iglesia en los primeros siglos, no se tenía la formalidad de la fiesta, pero nunca se perdió su sentido por medio de las peregrinaciones; formalmente celebramos la fiesta del año santo, desde el año 1300; al inicio se hacía cada 50 años, hoy de manera ordinaria se celebran cada 25 años. La iglesia propone que durante este año se reestablezcan las relaciones que se han roto, con los hermanos, con la tierra y especialmente con Dios, esto se da por medio de la indulgencia.
Jubileo o año Santo, entonces, es recobrar la propia identidad, somos hijos amados por Dios; las demás personas son hermanos nuestros y cada uno tiene el rostro de Cristo; en cuanto a la creación, El Padre la hizo para El Hijo, no somos dueños de ella, si administradores, llamados a llenarla de belleza y orden.
Este es un año para dejar que Él nos llene de su amor, es un camino hacia el corazón.
¿Qué es la Indulgencia?
Indulgencia significa perdón, es una gracia, o sea un regalo, se recibe no se gana. Para hablar de indulgencia es necesario hablar primero del sacramento de la reconciliación; cuando fallamos y pecamos, experimentamos dolor y arrepentimiento, venimos a buscar la reconciliación con el sacramento, al confesarlo a Jesús en la persona del sacerdote, quedan perdonados nuestros pecados. De parte de Dios está cerrado y perdonado todo; pero puede ser que, debido a nuestra incapacidad de confiar en el perdón de Dios, queda aún una pena, algo que no ha sanado; quizás no seamos capaces de perdonarnos a nosotros mismos, quizás creemos que la ofensa es más grande que el amor de Dios. El error no está por el lado de Dios, ni por falencia en el sacramento, está en nuestra fe limitada.
También debemos de hablar del purgatorio y de una vez borrar aquella idea, que el purgatorio es el castigo que Dios por su enojo nos cobra; el purgatorio, después del cielo es la situación más hermosa que una creatura puede vivir, es pasar por la misericordia de Dios, es dejar que El, nos abrace con el fuego de su amor y borre todo dolor.
Pues la indulgencia plenaria es el camino de conversión, donde Dios nos muestra que su amor es más grande que nuestra pena, es El que nos regala un poco de purgatorio aquí en vida, nos abraza y sana el dolor del pecado. A través de su Espíritu nos dice, que podemos sanar si comprendemos que una gota de su amor es más grande que todos los pecados del mundo juntos. Así Dios, que por su parte todo estaba perdonado, se pasa de nuestro lado y cubre con su gracia también lo que nos falta por nuestra condición humana.
Camino para recibir la indulgencia
La Iglesia propone un camino de conversión del corazón, es imprescindible disponer el interior, ya que esto no es algo que nosotros realizamos, es Cristo el que actúa en nosotros.
Cada uno se colocará frente a su historia y a su pecado personal y de manera individual encontrará la mejor manera de disponerse.
La propuesta de la Iglesia es que nos acerquemos a los caminos seguros de encuentro con el resucitado; primero que peregrinemos a los templos jubilares que son presencia segura de la gracia; segundo, el sacramento de la reconciliación; tercero, que nos acerquemos al sacramento que contiene al propio Cristo, o sea a la Eucaristía; y también, que oremos por las intenciones del Papa. Es primordial el deseo de ya no caer en nuestro egoísmo o sea el deseo de ser libres del pecado.
Hay otras muchas cosas que podemos hacer para que Dios nos convierta, por ejemplo, rezar el padre nuestro, el credo, la salve, hacer obras de misericordia… cualquier otra cosa que nos ayude a derribar lo que nos impide ser propiedad completa de Cristo.