Durante años, María Concepción, asistió a misa diaria en un convento carmelita, donde solía rezar mucho ante el Sagrario, rogando encontrar un lugar para un nuevo hogar.
"Habíamos perdido nuestra casa, vivíamos una compleja situación familiar y teníamos serios problemas de salud", según nos relata.
Habiendo superado estas pruebas que la Providencia Divina había puesto en su camino, logran conseguir un departamento a pocas cuadras de nuestra parroquia.
Y así fue, como en octubre del 2013, ella vio inaugurarse nuestra Capilla de Adoración Perpetua, donde inmediatamente supo que Jesús Eucaristía la llamaba.
Ya que poco tiempo antes participó de un retiro de sanación y adoración con el padre Ghislain Roy. "Rezamos mucho a los pies del Santísimo y reflexionamos de la importancia de tener capillas de adoración perpetua en nuestra ciudad".
Y ahora, cercano a su hogar, veía como una capilla de adoración se erigía. Sin duda, manifiesta, "Dios me había regalado un lindo camino de Fe".
Durante 9 años se desempeñó como adoradora nocturna de las 3 AM, pero según nos relata, "con un receso presencial cuando lo exigió la pandemia".
Ya el año 2022 logró retomar su labor, "y a pesar de que no me ha sido fácil, he logrado con la ayuda divina y de mis compañeros adoradores perseverar hasta hoy".
Para esta mujer, ser adoradora significa un profundo compromiso de amor y gratitud. "Un tiempo de gracia, de profunda oración, de encuentro y de paz. Él está siempre ahí; llamándome, esperándome y la gran mayoría de las veces, completamente solo". Cada vez que asiste, nos cuenta que sale fortalecida con su infinita Misericordia.
"A pesar de mis ingratitudes e infidelidades. Él quiere mi compañía, Él quiere con su gran amor transformar mi alma para ser su testigo en el mundo de hoy. Su mayor regalo ha sido su Madre, la Virgen María, es ella la que siempre me ha protegido y me ha conducido hacia Él".
