«A todos los que cinco meses, en el primer sábado, se confiesen, comulguen, recen el rosario y me acompañen quince minutos meditando sus misterios con el fin de desagraviarme, prometo asistirlos en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para su salvación» (del Mensaje de la Virgen en Fátima- 1917)